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miércoles, 30 de abril de 2014

Destinos.

Me gustan los aeropuertos, de momento.
Nunca he tenido que decir adios a la persona amada, 
y sin embargo me gusta tanto mirar a la gente que pasa de largo por mi lado.

¿Quién será?
Por qué su rostro tiene un toque a tristeza y cansancio acumulado,
cuál es su historia,
a dónde va,
por qué,
¿le habrán roto el corazón alguna vez? 

Toda esta movida se recrea en mi mente mientras espero para despedirme.
No es un adios,
hasta pronto más bien pero yo sigo pensando que los aeropuertos son un lugar maravilloso donde brotan miles de historias para contar cada día,
y no sé,
me acabo de acordar de su sonrisa y la vida ahora mismo ha dejado de ser tan puta.

Eres mi destino,
lo sé.
En tu cuello está mi llegada y te voy a volar hasta la razón.
Quiereme sin despedidas que yo no voy a decirte adios,
más bien hasta ahora,
donde siempre,
donde tú y yo seamos hogar.

Buenos días mundo, estoy preparada para ti.

miércoles, 23 de abril de 2014

Las cosas que no van conmigo.

No me gustan los horarios
ni verte llorar si no es de alegría.
No me gusta el ruido innecesario,
ni los que desprecian la música.
No me gusta que me agobien,
ni esta sociedad corrupta y llena de odio.
No me gusta ver sufrir a mi gente,
ni que se me estén cerrando los extractos (de ti).
No me gusta desconocer que abre una llave,
ni despertarme temprano.
No me gusta sentirme incomprendida,
y la mayoría del tiempo suele ser así.
Hablando de tiempo, no me gusta que las personas me pasen rápido.
No me gusta la maldad, ni el hambre, ni las guerras si no son contra tu vientre.
No me gusta que algo me quite el sueño de forma inusual y no me deje disfrutar de mis insomnios imaginándo tus ojos color café provocándo(me)los.
No me gustan los que no cuidan lo que tienen.
No me gustan los que calientan y no cocinan.
No me gusta el café si no es con mi hermana de distintos padres al lado.
No me gusta que me pregunten cosas que me hieren un poquito más.
No me gusta ser la que quiere de más,
pero tampoco la de menos.
No me gusta no saber quién quiero ser.
No me gusta el desamor, ni la desilusión, ni todo eso en lo que terminamos siendo,
somos.
No me gusta que me digan lo que tengo que hacer,
ni la ambición.
No me gustan demasiadas cosas
pero lo que si tengo claro es algo que si me empieza a gustar
y eso es
sentirme viva
otra vez.
Las mariposas se han vuelto a despertar y en mi tripa se está comenzando una revolución.
He pasado de página y joder,
este capítulo promete de veras.