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martes, 27 de mayo de 2014

Hábitos poco saludables

Despertarme durmiendo
desayunar de fondo con su voz
limpiar el polvo de mi vida
tumbarme en el estado de espera
comer con ruidos
escuchar música de esa que te salva
dormir la siesta de la muerte
merendar en silencio
leer historias imperfectamente perfectas
salir al campo a ordenar mis días
ver el anochecer, aguantar en el ocaso
regresar a casa entre tristezas
ducharme los miedos
cenar lamentos
internarme en mi guarida
permanecer insomne
sentir el vacío
adorar la madrugada
escuchar ningún ruido
dormir despierta
y vuelta a empezar.

Como veis el verbo amar no se encuentra entre mis hábitos
y yo solo aquí, esperando a que algo me arranque la piel,
mejor dicho alguien.
A que me tiemblen las entrañas,
a vestir mis cicatrices de fiesta y sacarlas a relucir,
a dedicarle los versos más alegres esa noche,
a comerme el mundo en mitades,
a que los vacíos se desvanezcan,
a revivir,
a reconciliarme conmigo misma por no tener la culpa.

En pocas palabras a volver a latir en el sentido correcto,
a reaparecer en escena.

Dime Verano si me darás ese placer,
que los segundos extractos están por venir en ti.
Lo sé, 
lo intuyo, 
mis sentidos me lo gritan y Madrid me ha devuelto las esperanzas.

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