Bastaba una tarde con Domingo para percatarte de su singularidad.
Ella no era libre,
ella era la propiamente dicha 'Libertad encarcelada'.
Solo había dos formas de que ella regresase:
- La muerte, quien la temía demasiado.
- O la soledad, que la acogía en su vientre cada vez que miraba hacia atrás.
ni que ella se había defendido dejándose al descubierto,
pero el peligro acecha en cada esquina
y cómo iba a saber
que tras un susto,
se partiría el resto.
Realizar la suma equivalía a indiferencia
y la realidad, amordazada se quejaba:
-¿Por qué a mí?-musitaba.
-¿Por qué todo lo que quería se resume en fuego tardío?-salió por sus ojeras intangibles.
Aquella noche ningún ave fénix brotó de sus cenizas,
aquella noche hubo rastro de sangre perdido sin camino de vuelta.
Adivinad quién fue la encontrada,
a L le habían tendido una cuerda al cuello
como si de Salvación se tratase.
Sin cruzar una sola palabra con su hermana
se fue a ducharse en su propio mar,
para A, cuatro paredes podían ser la estancia perfecta
-de cualquier manicomino-.
no tenía límites lo que provocaba
y eso era lo único que movía mis días.
Estaban acabados. Y yo sin ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario