Érase una vez; un Jueves que volvía a ser deseado
acompañado del frío, se instauró en dos almas color azul.
La noche que arreciaba teñida de naranja
trajo los silencios más brillantes desde hacía meses.
Porque no es lo mismo callar por callar
que suspirar de nada.
No es lo mismo encender estrellas con la mirada
después del mejor poema del repertorio
que coronar a Ulises rey de corazones.
Tranquilo, hemos comprendido que te veremos crecer
nosotras contigo, insultando hasta la sed
de los que hablan sin decir
ríen sin placer
o mienten con desdén.
Porque sigue sin ser lo mismo estar en la nada bien acompañada
que muerta de desgana.
Asique por eso y mucho más;
gracias Jueves, por devolverme a su burbuja.
Si me quiero ahogar ya se adonde acudir,
donde firmar y donde ser.
Dedicado a la causalidad más bonita de un Octubre incierto; 1999.
No hay comentarios:
Publicar un comentario