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lunes, 28 de diciembre de 2015

Para concluir

Querida yo:

Ya sé que te preguntas por qué,

nunca pararás de hacerlo,
 lo sé.

Que por qué tanta autodestrucción y tal, entre otras
que por qué en ese instante tan impar, la contradicción desembocó tan rápido en el caos
que por qué me dejé arras(t)rar
y que por qué disfruté con que me engullera.

Que cómo fui capaz de verlo venir y no hacer nada
de nada, de nada
por las veces que no pude actuar por tanta letalidad de conformismo
o de inexperiencia,
del 'esto es, porque tiene que ser así' y demás gilipolleces.

Que sí,
que lo siento.
Que nunca volví a besar a nadie como se lo hice a ella,
que la echo de menos
que me echo de menos
como supongo, que te estarás echando de menos en este mismo instante,
con la fuerza en que ese año nos sacudió en la cabeza por no haber pisado el mar;

¿te acuerdas?

'Cuanto dolor duele sin sentido' fue la frase reveladora
y tú no encontrabas demasiadas huídas para tantos impactos.

Es todo tan fugaz en este instante,
vuelve por un momento
recréalo
recreate y danos vida
siente los escalofríos de esta vida vacía por dentro
de este 'no debía ser'...

Bufff...
se me olvidaba,
hoy ha sido el día en el que estabamos mirando una maqueta de un avión
colgada de un balcón,
sí, sí
cuando esa personaje nos gritó por la ventana que qué hacíamos.

Piensa, 
¿qué hacías?

¿no era sólo vivir y no hacer daño a nadie más? 
acaso tú ¿no intentabas otra cosa que no volver a quedarte a solas por miedo a tus yoquesequés mentales?

Lo sé, te quiero.
Y ahora ya en serio, vuelve pronto
por aquí no hay día en que no nos preguntemos por ti,
que no se nos apague la luz sin que suene tu nombre en el filamento de un chispazo
sin que no me duerma queriendote abrazar y pensar que no habría mejor muerte
que ahí, entre tus brazos de hielo incandescente.

De verdad, te quiero
y a veces que alguien te quiera es lo único que hace falta
por eso, te vengo a susurrar en esta carta lo que ha traído este año que parece que no acaba, niña burbujita. 

Siempre tuya.





Fdo: L.A.O.

28/12/2015

viernes, 27 de noviembre de 2015

Interrogantes

Y este miedo atroz,

¿de dónde sale?
¿quién lo alimenta?
¿de qué se ha formado?
¿ha llorado alguna vez?
¿sus papás lo querían?
¿era de los que les gustaba el invierno?
¿cuántos juegos no le llegó a traer Papa Noel?
¿por qué aquel día en la foto no sonreía?
¿se ha sentido fuera de lugar en el momento exacto que llevaba soñando después de dos años?
¿es de cerveza o vino?
¿de pecas o lunares?
¿de atardeceres o de mares?

¿por qué dice que fuma?
¿a quién encuentra en cada calada?
¿a hecho alguna vez con sus nervios barquitos de papel?
¿por qué no aguanta sin achinar los ojos más de cuatro ratos antes de tocar la perdición?
¿qué siente cuando besa?
¿qué cree que es querer?
¿cómo lo manifiesta?
¿se habrá dejado abordar los reflejos en el espejo antes de un sueño profundo?
¿qué siente en el caos?
¿en qué se mimetiza?
¿sabe ya cuál es su faro imaginario en mitad de la ciudad?
¿consiente el cuento de la media naranja?
¿se habrá fijado alguna vez en serio en mí?
¿te pedirá que vuelvas cuando todo esto acabe?
¿me dejará llevarme flores todos los años tras la siguiente fractura?
¿querrá el hecho de querer creer que sigo siendo suya?
¿me perdonará cuando ya no entienda ni siquiera el concepto de hacerlo?
¿vendrá con un paño que envuelvan los trozos de la luz que se fue y no me regresó jamás?

¿me echará de menos?
¿me echaré de menos?

¿volveré?
¿seguirá conmigo?
¿nunca dirá adios?
¿verdad?

¿por qué nos hace esto?
¿qué gana?

Vamos, dime ¿qué gana?
¿quién gana?

¿dirá que en realidad siempre fue lo que de verdad quiso?
¿mirará más de una vez en semana lo que estaba atrás?
¿recordará que me ayudó a construirme a base de golpes?
¿me devolverá mi libertad?
¿será quien se quede a las puertas de salvarme?

¿será capaz?


o más bien incapaz.

lunes, 26 de octubre de 2015

A

Arritmia,
dime por qué tan oscura
brillando de esas maneras
y gastando tantos nombres.

Desdén,
qué haces llamando a tus gigantes grises
para que me arropen
en este frío de ti.

Canción de antes de partir,
cómo es que no me lo haces ya,
dejando esta herida en las dudas, para la eternidad.

Sentencia,
dónde te has perdido
que creo que así, no nos vamos a pillar en la vida,
mi vida;
¿qué es de ti?

Me pregunto,
cómo es posible ver tantos saltos
y tan pocos huecos,
en ésto que llamáis hogar.

Te pregunto,
si no me dejaras con Incertidumbre tirada,
¿dónde te situarías aquí en mi pecho?

Niña turbia,
que tu reflejo se ha ido.
No quiere verte más entre asfixia,
quien por cierto se parace a mi otra yo
(la de antes de ti).

Navajita,
y no plateá,
cuánto más vas a llorar
en esa manía tuya
de dibujar ojos
y todos rasados,
rememorando su perfume.

Sol de Luna
llena,
dime por qué tan claro
siendo pasado todo lo que soy
en este instante de vacilación mortal.



Ay Arritmia, Arritmia querida...

jueves, 1 de octubre de 2015

La Quinta Sinfonía de Ataraxia

Cinco serán las cosas que jamás te perdonaré:

1. La fragmentación de mi inocencia por cada poro valiente.

2. Tu particular forma de desgastarme a cada tropiezo,

por tus múltiples zancadillas
puestas sin drede, lo que es peor.


3. El "ni contigo, ni sin ti" que resultó desembocar en un interior roto,
vacío,
de tantas cosas sórdidas
que desbancaban a cualquier monstruo
que se propusiera cuidar de la niña triste que era,
que sigo siendo,
que seré...

4. El silencio de mi techo por cada noche de recuerdo
-y de olvido-.

Y por último y mucho m(ás)enos importante,

5. A mí.
No me perdono.

No me perdono por consentidora ilusa,
por arreglarlo a destiempo
por curarme abriéndome de nuevo las cicatrices
por no dejar de escribir/te/nos/me
y parar cuando ya no había solución.

No me perdono tampoco por todo el caos creado
por tanto arte maldito
por saber que esos andares eran irremplazables
y todos los poemas y cartas llorados a tu nombre.

No me perdono que salvavidas porte tu inicial
ni que hayamos llegado tan lejos;
en eso de desconocernos...

No me perdono, y asumo lo que ello conlleva
al fin y al cabo, el infierno está donde menos te lo esperas.

Lo de dentro a cambio de un año de bloqueo,
de no saber de mí.

¿Capaz o incapaz?

domingo, 6 de septiembre de 2015

Hija de las sombras

Y tú niña roto, ¿por qué haces todo lo que odiabas?
niña enjambre, ¿por qué consumes todo lo que nunca te creíste capaz?
niña cigarra, ¿por qué has elegido exclusivamente cantarle a la noche todo el amor que no te han dado?

El desastre que ya ni es desastre,
niña bala
-perdida-

Pérdida y menuda
que desespera y espera, siempre en la calle.

Niña olvidada, niña sin rumbo
del fijo que no tiene.

Cicatriz andante que no sabe lo que es sonreír
sino es con su amante...

Infancia mutilada,
adolescencia en busca y captura.

Niña polvo, que no sabes en qué te metes
ni qué.

Niña sin punto de encuentro, ¿con quién te has ido a topar?

No es el juicio, ni la conciencia
es la vida con una segunda oportunidad.

Sin trampas, ni abandonos
sin gritos, ni portazos.

Sólo la vida abriéndote las puertas que otros te negaron.

Niña dieciseis, eres arte maldito
-pero sigues siendo arte-
aunque tú no tengas la culpa.

Conoces sustancias que enganchan más que tú,
y aún así permaneces mirando para otro lado.

Niña rozadura, qué valiente será el que te traiga una tirita
poniéndola en tu palpitar sin forma.

Niña de otra dimensión, que ya sé que no perteneces
pero date tu primera oportunidad.

Ay niña, niña,
niña brecha, ojalá no opongas resistencia cuando te vaya a enseñar la calma del mar
ojalá no te hagas desaparecer...

lunes, 3 de agosto de 2015

Salvedades


"salvedad.
(De salvo).
1. f. Razonamiento o advertencia que se emplea como excusa, descargo, limitación o cortapisa de lo que se va a decir o hacer."



 Me gusta cuando callo
porque soy como ausencia.
Yo, que soy rebelde
porque el mundo no me ha hecho así,
porque me han tratado con amor,
traición, desdén, falsedad...
Porque son las 3:43 de la mañana
y el único ruido que perturba la noche
se ha querido creer demasiado,
llevando mi nombre
y empuñando un arma, de autodestrucción masiva;
bolígrafo.

Mi bolígrafo te escribe
mis ojos te recuerdan
mi corazón se aisla
mis manos tocan sombras, de éste estropicio
que dejaste escrito, en un recuerdo aislado de sombras estropeadas
que casualmente se parecían mucho a la imbécil de mi espejo.

Me gusta cuando hablo
porque sigo vistiendo color ausencia.
Yo, que soy sumisa
porque el mundo se piensa que me ha hecho así
y no,
pero sí.
'Te echo de menos' sería la continuación
y no, 
pero sí.

Me gusta cuando imagino
porque no entro en tus planes.
Yo, que no me pensaba más allá del tiempo
y eso Mundo, deberías tenerlo en cuenta
tal vez para la próxima,
quizás para la última,
seguro que para mi puta despedida.

Me gusta cuando digo adiós
porque sigo sin poner remitente.
Yo, que sigo consumiendo sin piedad,
sabiendo que ésto no pasará de mi buzón
y menos mal
y más bien.

miércoles, 15 de julio de 2015

Distancia cero

Amor, recuérdame en primavera
que ya sabes que sé que no tenemos ni puta idea
pero por ti, me arrojaría.
Ya no solo al mar
sino a la ciudad entera,
a tardes infinitas con resumen de un segundo
o un beso.

-Para, quédate quieta.

Conecta, emite, da calambre, quema, abrasa, explota.

Explota.
Enciende mi chispa y di basta.

Que mi libertad encuentre tu jaula, 
que el hecho de desconocernos no importe mucho
o nada,
más bien cero.

Cero,
como la distancia que tuvimos en el primer instante, cero.


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Sé que en el mundo de los contrarios no me habrías escrito, resumido y dictado en las palabras exactas,
las que a mí no me salían:

-Sentí bonito.

Me encantaría decir que aquello fue destino
que éramos cuestión de destino
pero...
-Siempre un pero dando desbanque-
¿sabes qué?
aquello, simplemente, tenía que pasar.


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Se han cambiado las balas por flechas,
la razón a medias por explosiones,
los mensajes por impactos...

Y por eso amor, recuérdame en primavera
que ya sabes que sé que aún nos queda un largo camino para vivir la primera,
para lo de morirnos toda la vida
y tener un comienzo.

Un suspiro vamos,
el gesto previo al agachar la mirada,
lo que tarda una mano en dar consuelo a otro cuerpo,
un vacío al salto,
la última milésima de mar con mar
que se ahoga...
de sí mismo.

lunes, 29 de junio de 2015

A la vuelta de la esquina

Han pasado ocho meses y una ausencia
he sucedido poco
y muerto demasiado,
me han dejado a medias otras cuantas
mientras María no me abandonaba.

He sentido   m i e d o
de mí
sin mí,
de ti 
sin mis ganas apuntándote 
hasta la última puta entraña.


Con Piedad encarcelada
y esta apatía vital que desespera
eché a andar
sin éxito alguno
y con algunas hostias de más.

Baja calle abajo, 
ahora se supone que hay que cambiar de barrio,
que las espinas se diluirán
y se arrancarán más bragas.

Sólo, si sólo, solo, solamente, sola.
Sola.

-Hacemos un trato, antes de llegar a la próxima 
gira y metete en el primer portal
allí te estará esperando,
y quizás la vida, 
te joda algo mejor.

Hasta más ver;
de parte de una invidente,
con amor.

Amor...

sábado, 13 de junio de 2015

Concluyo como empiezo, mal

He venido. He vuelto.
-Tranquila, ya me voy.
No sin antes recalcar el por qué,
que no es porque llueva y el olor a tierra mojada lo inunde todo,
ni porque me haya dado por coleccionar flores secas, que se conserven para siempre
y sufran, y sufra con ellas, que lo estático nos mate
y nada de lentamente. 

Como putos d a r d o s dirigidos al único sitio que ya le da igual de mi cuerpo.

-Corazón, corazón. 
A eso me refiero, y me doy la vuelta.
Mejor de espaldas, que duela por sorpresa aunque no lo sea, y que yo finja de todo
menos con la piel;
-Que me arañes de una puta vez. Que me arañes.

-Que no me quejo, que te quiero y lo quiero. Que nos quiero y lo sabes.
Y te vas y me voy, y vuelvo y sigues, y no retrocedo, no. Me mantengo.

Me mantengo, me mantengo, me mantengo...

-A qué esperas, desbáncame como si del último suspiro de una despedida mal querida se tratase.

Quiero un p u ñ a l desgarrando mis entrañas, y que tenga tu nombre,
y que por una puta vez no lleve el mío.
A eso me refiero, sin ser el por qué.

Porque, por qué, porque, por qué...

-Que te calles. Que me calles.
Que me dejes sin labios y me tatues a fuego fauto que soy tuya y libre,
 que todo lo demás una gran mentira.


Cuéntame ese cuento que me da insomnio por las noches una vez más,
que es de día y tengo sueño
y soy metáfora,
y las metáforas no descansan
 -Qué somos, p a r a  s i e m p r e.
 
La desgracia hecha bonita,
la cautividad con alas,
los sueños que ven la luz al final del tunel que nunca acaba. 

-Literatura, ahí lo tienes.

Pero recuerda; he ido, me he ido.
Y el famoso por qué, lo deshice por el camino
de
estas
palabras.

domingo, 17 de mayo de 2015

Metodología del deseo (II)

Aquel instante prolongado
ya ni era vida, ni vacío
tampoco oscuro, y mucho menos gris.

Para salir de un lío,
a veces sólo queda la opción de enredarte,
como los auriculares que ella llevaba.
Ésos que tras no conseguir hacer desaparecer los nudos
terminaban en cualquier papelera del centro de la ciudad,
junto con el resto de mis ruinas.

 Me gritaban, me gritaban que tenía que salir de allí
a toda costa
 -y ojalá con mi mar puesto en los ojos
de una vez por todas, en noche de tormenta-.

Lo justo era de todo menos su nombre,
las circunstancias semáforos en rojo
y mi corazón una bici sin frenos, en la cuesta de las casualidades.

El futuro estaba esperando ya mi relevo,
los días se presentaban iguales
y la resistencia se mantenía a duras y penas.

Al fin y al cabo no era tan difícil,
la estrategia a seguir era algo así como;

levantar la escena de un crimen en la mano, y mirar hacia otro puto lado esperando la hostia
o el empujón
que conduciría al salto.




jueves, 7 de mayo de 2015

Metodología del deseo (I)

Dicen que una imagen vale más que mil palabras
y que las palabras se las lleva el viento.
Lo de darle la espalda fue con querer
de las mil primaveras que no pudimos desvivir
en el vuelo de aquel pétalo rojo.

Cuando se posó en el precipicio yo ya estaba atada,
ella era la llave
y
se había perdido en mi mar desierto
con cero intenciones de ser aguja,
más bien paja de pajar.

En l(o)a corriente está la clave,
y que ésta nos lleve
donde no podamos no encontrarnos indefinidamente.

No sé tú, pero siempre que había un espejo delante
me recordaba a la pescadilla que se muerde la cola
por amor a sus espinas
y a sembrar un final impreciso.
Tan impreciso como la trayectoria del disparo que tanto te deseé,
porque para entonces yo ya era otra persona
que se parecía mucho a tus monstruos,
no estando dispuesta a girar el mundo por cualquier imposible barato.



miércoles, 6 de mayo de 2015

Mi media naranja

La conocí mucho antes de saber quien era,
de comprender su magnitud.

La infancia me llevo tantas veces a su seno
donde me acunó en tardes felices y domingos plenos.
Fue el primer sentimiento de caída libre,
literal,
la primera montaña rusa de la que estuve a punto de desbordar.
Vertí tantos mares allí...

Al comienzo de la adolescencia, me rehice
y le reproché todo el caos que era
-aún sin entender-
que su ruido sería mi silencio
cometiendo el error de proclamarlo sin siquiera darle la oportunidad de desconocerme en aquel presente,
que me marcaría a lluvia lenta, cuando menos lo esperase.

Es entonces cuando; un muro y un choque,
con una piedra en mitad del camino
sin posibilidad de salto y la superación correspondiente.
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Es ahora cuando; el verbo ser, sólo con ella.
Y secuestros hacia algún fin de semana con maldita suerte,
de días perfectos sin la importancia de la espera.

Comencé a medir el tiempo a cada encuentro,
y es que de verdad,
tiene unas piernas de infarto,
rascacielos.
El gris es su color, y yo le añado verde,
-que siempre es un buen aliño-.
Hacemos buena combinación.

Me he propuesto conocer todas y cada una de sus arterias
para regresar de madrugada por una vena diferente,
después de haber disfrutado de los excesos
a los que incita con cualquier rubia.

He decidido mudarme bajo su abrigo -de una vez por todas-,
empezar a morir de vida
y volver con muchas historias guardadas, en la manga de mi corazón agrietado.



Tu media naranaja también puede ser una ciudad,
y a mí,
me había elegido
desde el primer flechazo -certero-.




jueves, 23 de abril de 2015

Espinas A

A se había apoderado de ella
no había forma inhumana de sacarla de allí.
Siempre le comentaba que el mejor paraíso era el infierno,
escondido en unos labios
-que representasen la palabra 'pecado'-
y supiesen a caída,
desde un séptimo. Sin ascensor.

Las ganas que le quedaban en el cuerpo
eran un simple resquicio del error,
el cual tenía asignado una llave única
que abría todas sus puertas.

No os confundais, L era ingenua, sí.
Tanto, que podía matar de sinceridad para dentro
y salvarte de mentira para fuera
en cuestión de una mirada.

Todos los jueves eran su santo,
todos los febreros su búnker
y ahora,
solo le quedaba un m o n s t r u o por hogar.

A estaba decidida,
aquel destino sería para siempre
y en la recámara solo quedaban dos rosas secas
con sus nombres grabados;
la despedida era inminente,
el mundo podía esperar.

domingo, 19 de abril de 2015

Manicomio A

La luz que emitía A no pertenecía a Mundo.
Bastaba una tarde con Domingo para percatarte de su singularidad.
Ella no era libre,
ella era la propiamente dicha 'Libertad encarcelada'.

Solo había dos formas de que ella regresase:
  1. La muerte, quien la temía demasiado.
  2. O la soledad, que la acogía en su vientre cada vez que miraba hacia atrás.
No era ningún secreto que el pasado había sido un hijo de puta
ni que ella se había defendido dejándose al descubierto,
pero el peligro acecha en cada esquina
y cómo iba a saber
que tras un susto,
se partiría el resto.


Realizar la suma equivalía a indiferencia
y la realidad, amordazada se quejaba:
 -¿Por qué a mí?-musitaba.
-¿Por qué todo lo que quería se resume en fuego tardío?-salió por sus ojeras intangibles.

Aquella noche ningún ave fénix brotó de sus cenizas,
aquella noche hubo rastro de sangre perdido sin camino de vuelta.

Adivinad quién fue la encontrada,
a L le habían tendido una cuerda al cuello
como si de Salvación se tratase.

Sin cruzar una sola palabra con su hermana
se fue a ducharse en su propio mar,
para A, cuatro paredes podían ser la estancia perfecta

-de cualquier manicomino-.

La locura se había quedado colgada por/de ella,
no tenía límites lo que provocaba
y eso era lo único que movía mis días.
Estaban acabados. Y yo sin ellos.

domingo, 12 de abril de 2015

Cárcel A

Me la presentaron el día que me percaté de mi mal funcionamiento.
Incluso que te rompan puede resultar bonito,
pero romperte -a sabiendas- enamorándote de cada fractura,
es otra historia para la que Mundo no estaba preparado,
y mucho menos A.

Ella había nacido lista
y de tanto esperar;
por todos
con todo
y de todo,
se le pararon los adentros.

Si no sabía salir a la calle
sin perderse en cualquier mínima intención...

No recordaba la última vez
que había vertido un poco de su mar a la vida,
y cuando lo hizo
me vació.
De golpe y a golpes.

Por cada lágrima precipitada, siete vidas de gato
por cada una de ellas, ocho arañazos envenenados
y sus respectivos dos años de cicatrización nula.

El espejo la amaba de la forma particular
en que una anoréxica tiene hambre
y no se satisface:
exactamente siendo a la inversa.

Era especialmente especial,
la serendipia de cualquier mortal
dispuesto a cruzársela
cuando pensaba en salir a la calle
y no lo hacía, como ya he comentado antes.

Su mejor amigo se llamaba Domingo,
y cada siete unidades atemporales que venía a visitarla
ésta se maldecía un poco más de la cuenta
 -habiéndola perdido, ya ni se sabe dónde-.

No podía salir de la cama
y sin embargo se escapaba,
a ver a Luna cuando menos te la esperabas.

Estaba enferma.
Dicha sensibilidad le acercaba un filo cada vez que contenía la respiración,
es decir, cada trece segundos.

La autoconvicción no bastaba
para permanecer en esta cárcel llamada Mundo.
El pájaro que la habita
ya había conseguido sacar medio cuerpo fuera de allí,
cuando ella lo sujetaba;

-O conmigo, o conmigo. Repetía con cansancio.

Por lo visto;
huir no se hace con cualquiera.

lunes, 6 de abril de 2015

Puntos sin suspense

Estado que no es estado porque ni siquiera sabes que,
nada,
adicción-decepción que te escupe a las espectativas
y se queda para ver como intentas romper -a llorarte-
sin éxito alguno.

Buscar algo de vida en cada resquicio de mala muerte,
evadirte dos niveles por encima
para abrir los ojos dos plantas hacia abajo.

Escuchar nuevas canciones mientras tu cuerpo las repudia,
sentir imposibles hasta deborar la palabra basta,
y sangrar por los labios todo lo que quieres por los putos ojos.

Últimamente nunca son horas, eres tú.
-¿Dolor?
-Nah, no sé, yo que sé.

Y tanto que sé todo lo que me pertuba,
todo lo que me hace ser quien temo convertirme
y todo lo que -me- destruyo en este vacío.

Mira a un lado,
mira al otro;
no es sitio para ti,
tú te has caído y no vas a salir
de esta jaula mental.

.
..
...
..
.

Nada, no tengo nada más que una A escarificada en los adentros
y un pecho que no cabe en ninguna cabeza.
Me bombea tan extraño el cariño
que creo que se ha perdido, con la pequeña A de la mano.

No volváis por favor,
llevadme con vosotros y
abandonadme olvidando a Piedad
en la esquina, antes que a mí.